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martes, 29 de septiembre de 2015

Los estados de Facebook revelarían problemas de autoestima y narcisismo


geralt / Pixabay
¿Muchos estados sobre tu pareja o la dieta que llevas? Cuidado, podrías estar ventilando problemas de autoestima o narcisismo.
Estos datos provienen de una investigación que analizó los estilos de publicaciones de 555 personas y encontró que las personas que publicaban más estados acerca de sus parejas románticas tenían más probabilidades de tener una autoestima baja. Por otro lado, las personas que publicaban seguido sobre sus dietas, ejercicios y logros personales tenían más probabilidades de ser narcisistas. Puedes encontrar la  investigación en la revista Personality and Individual Differences.

Todos los participantes completaron entrevistas online que medían rasgos de personalidad a través de la conocida escala Los Cinco Grandes Factores de la Personalidad, que son: extraversión, neuroticismo, apertura, cordialidad y escrupulosidad; que permiten evaluar la autoestima y el narcisismo.
Los descubrimientos fueron los siguientes:
LAS PERSONAS NARCISISTAS PUBLICAN FRECUENTEMENTE SUS LOGROS
  1. Las personas con baja autoestima publican con más frecuencia en sus estados sobre su actual pareja amorosa.
  2. Las personas narcisistas publican frecuentemente sus logros, lo cual está motivado por la necesidad de llamar la atención y de ser validados por sus amigos en Facebook. Sus publicaciones también recibieron una mayor cantidad del poderoso ¨Me gusta¨ y más comentarios. Para los autores, esto indica que los narcisistas son reforzados por la atención que se les da en la red.
  3. Los narcisistas también publicaron más sobre sus dietas y rutinas de ejercicio, lo que indica que utilizan Facebook para que las personas conozcan el esfuerzo que ponen en mantener su apariencia física.
Realmente estos resultados no sorprenden mucho, Facebook se ha vuelto el lugar predilecto de muchas personas para ventilar casi toda su vida. No por nada, algunos expertos, advierten que Facebook te conoce incluso más que tus amigos y familia.
La directora de la investigación, Dra. Tara Marshall, explica que es importante entender que las personas eligen Facebook porque sus estados son recompensados con los ¨Me gusta¨ y comentarios de sus amigos. Las personas que reciben más ¨Me gusta¨tienden a sentirse incluidos socialmente, mientras que  aquellos que no reciben nada se sienten apartados.
Pero también esas conductas pueden repercutir negativamente. A nadie le gusta ver a cada hora actualizaciones sobre la pareja o la dieta de otras personas. Por un momento está bien, pero después terminas evadiendo esos estados.
¿Pasará lo mismo con Instagram?
FUENTE:ScienceDaily

lunes, 28 de septiembre de 2015

5 series de TV que difunden falacias psicológicas



Imagen: Gizmodo
Hacemos una lista de las series de TV que tienen a psicólogos como sus protagonistas o cuando menos de personaje de reparto, pero que difunden falsas habilidades, teorías o conjeturas respecto a las actividades que los psicólogos desempeñan. Esto no nos parecería tan grave en primera instancia, hasta que nos enteramos en una reciente publicación en el NEJM que 4 de cada 5 maniobras para atender una crisis convulsiva en la serie Dr. House son inadecuadas, contra un 92% de televidentes que consideran la serie “útil para aprender a atender una crisis convulsiva”.
No ponemos en duda que muchos jóvenes en edad vocacional vean en las series que listaremos a continuación, falsos ejemplos o modelos profesionales de las capacidades y campo de acción de los psicólogos.

1. Mentes Criminales (Criminal Minds)

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Falacia difundida: Existe una especialidad psicológica llamada “perfilamiento” (profiling) que permite definir la personalidad, características físicas y hábitos del sospechoso de un crimen a tal grado que de otra forma sería imposible dar con él.
Realidad: El “perfilamiento” psicológico es una técnica tan pobre que se hace poco o nulo uso de ella para establecer la línea de investigación de un caso. Los pocos casos en los que se estableció el perfil del sospechoso con esta técnica, resultaron desatinados. El más famoso fue el del Unabomber, un terrorista Norteamericano que atemorizó durante décadas a los EEUU y que los perfiladores habían descrito como un oficinista de clase media con una vagoneta familiar como medio de transporte, y resultó ser un ermitaño solitario que vivía en las montañas.

2. Huesos (Bones)

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Falacia difundida: La semiología permite establecer motivaciones conductuales de los criminales, lo que permite anticipar sus próximos movimientos una vez descifrado el “significado” de sus crímenes.
Realidad: No se ha registrado un solo caso criminal en el que el culpable haya manifestado un universo simbólico tan intricado y complejo que pudiera encajar en una interpretación semiológica. Sus excepciones son los casos de crímenes cometidos como parte de un delirio paranoico, los cuales tampoco resultaron predecibles incluso a pesar de conocer el delirio del perpetrador.

3. Almas Perdidas (Ghost Whisperer)

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Falacia difundida: La parapsicología es una disciplina seria respetada por la comunidad científica.
Realidad: Los investigadores en parapsicología llevan más de 50 años tratando de demostrar infructuosamente el principio fundamental de la misma: la manifestación de un “alma” fuera de un cuerpo. Pero a la fecha, la nula demostración empírica o cuando menos cuasi-experimental no ha permitido considerar a la parapsicología algo diferente a la charlatanería. El hecho de que muchos científicos consagrados hayan incursionado en la parapsicología en su juventud es utilizado como pretexto por sus promotores para demostrar su “relevancia”.

4. Miénteme (Lie to me)

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Falacia difundida: Los estudios de Paul Ekman sobre su teoría de las microexpresiones, las cuales según el propio Ekman, son respuestas involuntarias a pensamientos inconscientes que escapan del control conductual. Tales microexpresiones delatan ideas, pensamientos y restricciones conductuales que tienen su pico en la represión de la verdad.
Realidad: La teoría de las microexpresiones no ha podido ser demostrada empíricamente, y su aplicabilidad ha quedado relegada al propio Ekman. No se han establecido patrones microexpresivos ni correlaciones con actividad neurológica asociada a la mentira, por lo que la identificación de mentiras a través de esta técnica es meramente especulativa, ya que ni siquiera ha llegado al campo experimental.

5. La ley y el Orden (Law & Order)

Law & Order: Special Victims Unit
Falacia difundida: La teoría del trauma, la cual establece que las conductas nocivas de un criminal son la repetición o re-elaboración de vivencias traumáticas sufridas durante la infancia del criminal.
Realidad: La teoría del trauma fue descartada por el propio Sigmund Freud en el siglo XIX al descubrir que los recuerdos de sus pacientes no encajaban con la realidad, y que era más importante el significado de los recuerdos, que su asociación con hechos reales. El caso de la asesina serial “La Mataviejitas” no reveló hechos de su vida que pudieran haber sido detonantes de su conducta criminal. En otros tantos casos más, la infancia del criminal ha tenido poco o nada con su motivación para delinquir.
¿Hay series donde sí se retrate la labor del profesional de salud adecuadamente? Pese a poseer tintes muy exagerados, el melodrama seriado Locas de Amor retrata una imagen de psiquiatra muy apegado a la realidad. Igualmente, la serie En terapia (In treatment) es una magistral obra que retrata (con su justificación dramática, claro) la vida cotidiana de un psicoterapeuta. Las sesiones con su supervisora resultan particularmente fascinantes.
FUENTE:psyciencia

domingo, 27 de septiembre de 2015

El uso de Facebook y su relación con los trastornos de la alimentación



Un estudio de la Facultad de Medicina de la Universidad de Carolina del Norte, publicado en la edición de agosto de la revista Journal of Adolescent Health, aporta información sobre cómo el uso de Facebook por parte de mujeres jóvenes podría relacionarse con una imagen corporal negativa y conductas alimenticias riesgosas.
“Creo que Facebook podría ser una herramienta estupenda para fomentar el respaldo social y las conexiones con amigos y familiares. Y si consigues ese tipo de respaldo social en el sitio, quizá seas menos propensa a preocuparse sobre el tamaño de tu propio cuerpo”, dijo en un comunicado de prensa la autora principal, Stephanie Zerwas, profesora asistente de psiquiatría, quien también explicó que si la red social es usada como herramienta para comparar la apariencia física propia con la de las amigas, podría fomentar conductas riesgosas en cuanto a la alimentación.

El estudio contó con 128 mujeres en edad universitaria que realizaron una encuesta online sobre sus trastornos alimentarios. Los investigadores preguntaron a las participantes si se preocupaban por su peso y forma, y si tenían comportamientos riesgosos, como consumir pastillas para adelgazar, vomitar después de las comidas, o ayunar. También hicieron preguntas sobre la conexión emocional de cada una con Facebook, cómo incorporaban el sitio a sus vidas cotidianas, el tiempo que le dedicaban diariamente, la cantidad de amigos de Facebook, y si comparaban sus cuerpos con los de sus amigas en las fotos que aparecen online.
Debido a que el aumento de mujeres que luchan con una imagen corporal negativa es a menudo fundamentado en el tiempo que le dedican a las redes sociales, los investigadores esperaban encontrar que un mayor uso de Facebook y la comparación de la apariencia física, se asociaran a mayores desórdenes de la alimentación en mujeres en edad universitaria.
Los datos apoyaron esta suposición: las participantes que tenían una mayor conexión emocional con Facebook, eran más propensas a comparar sus cuerpos con los de sus amigas y a realizar conductas alimenticias más riesgosas. En cambio las que no usaron el sitio para compararse con sus amigas tenían menos probabilidades de preocuparse por su tamaño y la forma del cuerpo y menos conductas alimenticias de riesgo. 
FUENTE:psyciencia

sábado, 26 de septiembre de 2015

Problemas de infertilidad y la necesidad de programas psicológicos



(..) los problemas de fertilidad son cada vez más frecuentes, llegando a afectar a una de cada seis parejas. El retraso en la edad reproductiva parece desempeñar un papel muy importante. Actualmente en nuestra sociedad hay un desfase entre la “edad reproductiva biológica” y la “edad reproductiva social”, hasta el punto que esta última comienza ya cuando la biológica está en claro declive (por encima de los 35 años en el caso de la mujer).
Relájate y verás como llega”, “mi vecina estuvo dos años de tratamientos, fue dejarlos y quedarse ella sola”. Estos mensajes se suelen dirigir a la mujer y, aunque bienintencionados, se convierten en un lastre, ya que la responsabilizan del fracaso en conseguir el embarazo, lo que contribuye al estrés y culpa que forman parte casi indisoluble del proceso. El mensaje que implícitamente se está transmitiendo es bastante perverso: “Tu deseo de tener hijos no te deja tener hijos”. La decisión de formar una familia constituye un tema demasiado importante como para “no obsesionarse”.Los esfuerzos –infructuosos– por “no obsesionarse” pueden generar aún más ansiedad y culpa, al sentir que no se es capaz de erradicar aquello que está dificultando el proceso. Entender como algo natural la preocupación, la tristeza y la ansiedad de este proceso suele tener un efecto mucho más beneficioso y “desculpabilizador”.
La infertilidad es un problema de pareja, no de la mujer. Es importante y necesario que sean los dos miembros de la pareja quienes acudan a todas las visitas médicas, pruebas, entrevistas, sesiones de apoyo psicológico… Ahora más que nunca hay que trabajar en equipo.
Soler expone de forma directa y clara los problemas que afrontan las parejas a la hora de lograr el tan deseado embarazo y también señala la incipiente necesidad de contar con la intervención psicológica para ayudar a las parejas.
FUENTE:psyciencia

viernes, 25 de septiembre de 2015

¿Los psicólogos lloran en terapia?



En terapia los pacientes abren sus vidas, exponen sus alegrías, tristezas, miedos y preocupaciones más profundas. Para que esto suceda, el terapeuta debe proveer un ambiente auténtico, empático y de aceptación incondicional que posibilite una interacción espontánea, el diálogo y la comprensión capaces de movilizar profundos sentimientos que se manifiestan en las lágrimas de los pacientes. Un estudio estimó que el 21% de los pacientes llora en la consulta (Trezza 1988).  
¿Y qué sucede con los terapeutas?

Sorprendentemente este es un tema que ha sido prácticamente ignorado y sólo hay un par de investigaciones disponibles que exploran superficialmente el llanto del terapeuta en la consulta.  
Una de ellas, y la más reciente por cierto, es la investigación de Amy Blume-Marcovici y su equipo, publicada en la revista Psychoterapy en el 2013, la cual encontró que el 75% de los terapeutas entrevistados dijo haber llorado alguna vez en terapia y de ellos, el 30% lo hizo durante la última semana.
Fueron 684 terapeutas los que participaron en la investigación. Todos tenían entre 22 y 85 años.  El 75% eran mujeres y su formación estuvo compuesta de la siguiente manera: 35% eran TCC, 23% eclécticos con énfasis psicodinámico y 19% eclécticos sin énfasis psicodinámico.
Para comprender estos datos, los investigadores hicieron análisis correlacionales y encontraron que los terapeutas de mayor edad, con más experiencia y de las corrientes psicodinámicas, eran los que más lloraban en terapia.
Algunos podrían pensar que las mujeres terapeutas lloraban más que los varones, pero este no fue el caso, a pesar del hecho de que ellas reportaron llorar más en su vida personal que los hombres.
También investigaron si habían diferencias entre el llanto del terapeuta en su vida personal y en la clínica. Los terapeutas de mayor edad lloraron menos en su vida privada en comparación con los terapeutas más jóvenes, pero lloraron más con sus pacientes.
Los terapeutas también dijeron que el llanto por sus problemas personales estaba más relacionado con las emociones de tristeza, pero en la terapia, también lloraban cuando se sentían conmovidos (63%), cuando había una conexión cálida (33%), cuando sentían gratitud (15%) y alegría (12%).
Para los autores, esto sugiere que las lágrimas de los terapeutas en el consultorio son de diferente naturaleza a las lágrimas que derraman en su vida diaria.

Personalidad

Los factores de personalidad de los terapeutas (como agradabilidad, apertura y extraversión) se relacionaron positivamente, es decir, los terapeutas más agradables y extrovertidos también mostraron una tendencia más marcada a llorar en la terapia. Si bien esos factores se asociaron solo levemente con la frecuencia del llanto, los investigadores creen que la debilidad de esta correlación se debe a las limitaciones de evaluación del estudio.

Empatía

La empatía es otro factor que podría afectar la propensión y frecuencia del llanto de los terapeutas en la terapia. La investigación encontró una conexión entre la empatía y la tendencia a llorar en la terapia, sin embargo, no fue así con la frecuencia. En cambio la empatía sí se relacionó con la tendencia al llanto de los terapeutas en su vida diaria.

Orientación teórica

Esta es la parte más llamativa del estudio. Los análisis encontraron que  la tendencia de los TCC a llorar dentro del consultorio fue significativamente baja. Por otro lado los terapeutas psicodinámicos (agrupados: psicodinámicos, eclécticos/integrativos con énfasis dinámico y psicoanalítico) fueron los que mostraron una tendencia más alta a llorar. Y al comparar por separado la frecuencia del llanto, se encontró que los terapeutas psicoanalistas eran los que más frecuentemente lloraban dentro del consultorio, y los TCC los que menos lloraban. 

¿Cómo perciben los pacientes el llanto del terapeuta?

La investigación no exploró la personalidad de los pacientes. Pero si preparó un apartado en la investigación que preguntaba si el terapeuta pensaba que haber llorado en la sesión había cambiado la relación con el paciente.  El 53.5 % de ellos dijo que su llanto era intrascendente o que había mejorado su relación con sus pacientes (45.7%), y menos del 1% dijo que creía que había afectado negativamente la relación terapéutica.
Con la ayuda de la literatura clínica los autores especulan que el llanto de los terapeutas pudo haber tenido un efecto positivo si ya la relación terapéutica era auténtica y fuerte, pero también podría debilitarla si la misma era débil o negativa.

Resumiendo

Cómo pudimos aprender, la investigación en cuestión nos ofrece un pantallazo sobre el llanto del terapeuta dentro de la sesión y sus datos indican que el acto de llorar en terapia no se explicó ni por la personalidad ni las características demográficas de los terapeutas, sino por los aspectos únicos de la terapia en sí y la identificación del terapeuta en el contexto clínico, como por ejemplo la orientación teórica, la experiencia clínica y el tono afectivo de la sesión.  Pero estos datos no son definitivos. Los mismos autores reconocen las limitaciones de su estudio y recomiendan que los futuros estudios analicen con mayor detalle la personalidad del terapeuta, empatía, intensidad y duración del llanto.
Al final de cuentas, esto no quiere decir que los terapeutas tengan que llorar en la terapia para ayudar a los pacientes. No hay que olvidar que el paciente es el que viene por ayuda y el terapeuta no debe usar la sesión para reconfortar sus emociones, pero entendemos que hay ocasiones en que las emociones son muy fuertes y un llanto empático podría afianzar la relación.
FUENTE:psyciencia

jueves, 24 de septiembre de 2015

Padres adolescentes, ¿crianza conflictiva?

El incremento de la actividad sexual en los adolescentes ha dado paso al de la maternidad y la paternidad en adolescentes. Tal situación, dada la inmadurez psicosocial de estos jóvenes, plantea algunas dificultades de tipo personal, social, económico, educativo y laboral, tanto para los padres como para sus hijos, la familia y la sociedad en general. Así, se puede encontrar que la identidad que normalmente se construye durante la adolescencia junto con los pares, la familia, la pareja y otros actores de su vida cotidiana, puede sufrir una transformación al tener que construir una identidad culturalmente precoz de madre o padre adolescente y que puede afectar de manera directa o indirecta la crianza de sus hijos.


Hechos psicosociales como la aparición del embarazo adolescente, presente en aproximadamente 16 millones de mujeres adolescentes en el mundo cada año, han traído consecuencias tanto para estas jóvenes como para sus hijos, incidiendo en diferentes ámbitos de la sociedad como lo son los sectores educativo, económico, político, cultural y principalmente, en el sector de la salud pública (OMS, 2012).
Por otro lado, se ha encontrado que el padre del hijo de la madre adolescente tiende a ser también un hombre adolescente o adulto joven, que con dificultad asume su responsabilidad paterna. Además, se ha observado que las madres adolescentes generalmente pertenecen a hogares disfuncionales que brindan poco o nulo apoyo social y económico a estas jóvenes y a su hijo. Tales situaciones, llevan a la joven madre a formar una familia monoparental carente del acompañamiento familiar y el apoyo afectivo que necesita, dificultando como consecuencia el proceso de la crianza
Sin embargo, también se ha hallado que ambos padres adolescentes ante la experiencia del embarazo y de asumir un hijo, pueden fluctuar entre el rechazo y la idealización del acontecimiento, la resignación y la aceptación, el enojo y el apoyo, valorando el evento de ser padres como un cambio brusco para su proyecto de vida y asumiendo al hijo como una limitación o como una oportunidad para salir adelante. De esta manera, los adolescentes pueden hacerse cargo de la crianza de su hijo, el cual puede ser deseado o no, llevando a cabo un matrimonio o no y encontrando en el rol de la maternidad y de la paternidad cierto estatus social. Otras opciones contempladas son dar el hijo en adopción y / o delegarle el rol materno a la abuela, situación en donde se le tiende a dar un lugar de hermano al hijo 

FUENTE: redalik